"Bienaventurado el que no cambia el sueño de su vida por el pan de cada día". Facundo Cabral

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Un día más en mi vieja vida, conversando con mis recuerdos, entre paredes con colores familiares, entre olores que atraen imagenes claras, y no tanto...La tierra aferra mis piernas a la nostalgia; se detienen mis pensamientos en cada suspiro, que se hace áspero como profundo; el aire se clava en mi pecho...Mis ojos giran de dentro hacia afuera, y la melancolía se asoma en forma de lágrima...Cada rincón de esta ciudad y de esta vida que se esfuma, es caricia que toca mi cara y cachetada que la levanta cuando cae la mirada; es sonrisa húmeda; es gratitud y devoción; es amor, sobre amor sembrado en el humus rico de mi espiritu infantil...Amor mismo que arranca mis piernas y llena mis músculos, y me echa a andar; amor que desborda y quiere ser dado; amor que forjo un sueño que doy a luz cada vez que apago un miedo y sigo a mi corazón...
Ultimo dia en este ya lejano lugar...

(Para vos papá, que estás conmigo siempre)

UNO... y los demás

Qué distinto sería todo si cada persona pudiera dejar de ver la soledad como un defecto, como algo negativo, y comenzara a internarse en ella sin miedos. Qué pocas son las personas que pueden quedarse a solas consigo mismas, enfrentando todos sus pesares...qué pocas tienen el coraje...Y menos son las que, en esa misma situación pueden sumergirse en su interior simplemente para experimentar paz. Qué distinto sería el mundo si uno partiera de ese estado hacia el vínculo con el otro. Qué distinta sería la vida de todos. Mientras tanto, la relación con el otro se usa como parche sentimental, como refugio mental, como dispersión superficial, y sobre todo, como escape principal del encuentro con uno mismo. Qué triste, todos los miedos se esconden tras el orgullo. La imagen: intacta, "sufrir es para los débiles". Qué cobardía. El amor se confunde con necesidad; las personas son descartables, un negocio más. Y mientras tanto el tiempo pasa, mejor dicho: la vida pasa (solo PASA), y cada paso que damos lo hacemos con vista ciega hacia nuestro mundo interno, y buscamos "ese algo que nos llene" afuera, en personas, en distracciones mundanas, en programaciones innatas, en verdades falsas que nos impone esta sociedad...en todos lados, menos en nuestra historia, en nuestras heridas y huellas, en la sabiduría que guardamos en nuestra conciencia. Nuestro interior se transforma en un caos, que se refleja en cada uno de los hechos de nuestra vida. Caos que acumulará aún más caos, mientras no se atreva a parar y conversar un poco con su yo verdadero, que estará pidiendo cita desde hace rato.
El miedo al verdadero encuentro con nosotros mismos rige nuestras vidas . El hecho de no concretarlo nos quita la posibilidad de conocernos, de comprendernos, de perdonarnos, de amarnos, y por ende, nos hace dañinos hacia los demás, armas cargadas, no de maldad sino de inconciencia, que son incapaces de amar genuinamente , sin miedos, sin negociaciones, sin posesiones ni necesidades extremas.

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(...)

" Mais qui est ce qui m'a dit que toujours tu m'aimais?

Je ne me souviens plus c'était tard dans la nuit,

J'entend encore la voix, mais je ne vois plus les traits

"Il vous aime, c'est secret, lui dites pas que j'vous l'ai dit"

Tu vois quelqu'un m'a dit... "