El pensamiento, la templanza, la calma: se abren, se ramifican, cruzan el límite.
Sobre ellos se asoman bulbos, verdes, como la esperanza que los concibe.
Se abultan, nacen a la luz, tocan el cielo, el viento los estremece, el sol los nutre...
El delirio, la inquietud, la ansiedad: la copa imponente, suspendida en el aire, dispersa, sigue su expansión.
El tronco que la nada forjó, madera porosa;
raíces transparentes que son y absorben fantasía...
No más que un soplo de razón para despertar del sueño y arrastrar las ramas, ya secas, hacia los recuerdos...Y una brisa que impulse con sabiduria natural, y del mas alla, algun vestigio verde hacia el quizas que guarda el mañana ilusorio...
20090110
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